Algas y plantas marinas muestran alta concentración de microplásticos, revela este estudio

Un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto Alfred Wegener pinta un panorama desolador de los niveles de contaminación en los océanos. La investigación se centró en el alga Melosira arctica, que crece bajo el hielo ártico.

Inicialmente considerada protegida de la contaminación humana, esta alga constituye la única fuente de alimento de una variada fauna marina de las regiones árticas. Como eslabón central del ecosistema marino ártico, Melosira arctica ocupa el punto de partida de la cadena alimentaria.

Sin embargo, tras un examen más detallado, los científicos hicieron un descubrimiento desconcertante. Sus hallazgos, publicados en un estudio reciente, revelan que la concentración de microplásticos dentro de las algas es significativamente mayor que en el agua de mar circundante.

Lo peor es que esta fuente de contaminación persiste incluso después de la muerte de las algas. Al descomponerse, la planta se hunde en las profundidades del océano, arrastrando consigo miles de partículas de microplásticos. Los investigadores especulan que la presencia de microplásticos en el hielo ártico puede explicar los niveles de contaminación inesperadamente altos.

Estas algas dependen del agua del hielo para subsistir, y poseen sedimentos distintos que no suelen encontrarse en el agua de mar. Sin embargo, esta singularidad, que hace del agua del hielo una fuente de alimento aparentemente pura, también permite la rápida propagación de microplásticos por todo el océano

La elevada concentración de microplásticos es motivo de preocupación. Los científicos advierten de que si el entorno inmediato de las algas ya está sufriendo una contaminación sin precedentes, las consecuencias podrían extenderse mucho más allá del manto de hielo. Al fin y al cabo, como ya se ha dicho, las algas son una fuente crucial de alimento en las regiones árticas.

Esta contaminación también plantea riesgos para la salud humana. El pescado capturado en las zonas árticas puede estar contaminado por microplásticos. Además, la presencia de microplásticos en el "cuerpo" de las algas complica el proceso de fotosíntesis. En consecuencia, se dificulta la captura de carbono, lo que contribuye al calentamiento global. Cabe señalar que la contaminación por plásticos representa 2,3 millones de toneladas de residuos en los océanos, una parte importante de los cuales se descompone en partículas de "microplástico" que miden sólo entre 20 y 30 μm. Para ponerlo en perspectiva, un cabello humano tiene aproximadamente 70 μm de grosor.

Estos hallazgos llevan a Sargassum Monitoring a plantearse varias cuestiones importantes:

Sabemos que el sargazo absorbe diversas sustancias a su paso, como metales pesados y arsénico, pero ¿contiene también microplásticos?

Cuando se habla del aplastamiento y hundimiento del sargazo en el mar, ¿podemos asegurar que no habrá consecuencias perjudiciales para los fondos marinos y su relativamente desconocida fauna?

En conclusión:

Durante su deriva, el sargazo acumula una importante cantidad de desechos flotantes en la superficie del mar. Actúa como una escoba, recogiendo diversos residuos. Por consiguiente, recoger, triturar y hundir las algas sin clasificar adecuadamente los residuos conduciría inevitablemente a la contaminación por plásticos del fondo marino.

Una cosa está clara: "barrer el polvo debajo de la alfombra" no resuelve el problema; simplemente lo oculta a la vista.

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